Para lucir una tez tan suave como un aterciopelado albaricoque, traemos un antiguo secreto de belleza del Himalaya: el aceite de albaricoque. Extraído de las semillas que se desechan durante la conservación de la fruta y procedente directamente de agricultores marroquíes, nuestro aceite de albaricoque hidrata y calma el rostro y el cuerpo y repara los labios.